jueves, 6 de mayo de 2010

¿EL FÚTBOL, GENERA LO QUE GASTA?

Son muchos los papanatas que aseguran y justifican los desmesurados precios de fichajes, o las cuentas siempre deudoras, del club de sus amores, argumentando que esos clubes generan lo suficiente con ingresos a través de sus abonados, las entradas, la parte correspondiente de las quinielas, los derechos televisivos, o el desmesurado coste de las camisetas o equipajes de sus ídolos como para acallar las bocas de los enemigos del despilfarro.

La realidad del fútbol es, que se ha mantenido a pesar de una gestión ruinosa, con una imaginación pasmosa, no pagando a Hacienda ni a la Seguridad Social. Esperando una vez más que la Administración le vuelva a sacar ¿otra vez más? de sus pufos. Llegan incluso a tantear plan-tes, y no comenzar las ligas si no se soluciona.

Estamos hablando de los dineros públicos que pagamos entre todos. Los ciudadanos tenemos el deber de exigir responsabilidades, al margen de una legítima pasión deportiva.

Con anterioridad a la vigente Ley del Deporte de 15 de octubre de 1990, los clubes de fútbol eran asociaciones privadas que carecían de ánimo de lucro, tenían por objeto exclusivo fomentar el deporte, los directivos y los socios no respondían personalmente por las deudas del club, y en caso de desaparición, los bienes del club no eran para sus socios, sino para la Administración pública.

El endeudamiento de los clubes de Primera y Segunda División ascendía, en octubre de 1990, a 35.000 millones de pesetas, unos 210 millones de €. Para poner fin a esta situación, la citada Ley del Deporte llevó a cabo un plan con el que se pretendía sanear el mundo del fútbol y dotarlo, además, de los instrumentos necesarios para evitar que volviera a caer en una situación de crisis económica como la ocurrida. ¿Necesitamos preguntarnos si el legislador acertó con tal plan?
José Manuel Otero Lastres (2008), Catedrático de Derecho Mercantil en la Universidad de Alcalá de Henares ha escrito sobre el tema lo siguiente: El primer objetivo del plan de sanea-miento previsto en la Ley de Deporte era eliminar la deuda que arrastraban los clubes de fútbol.

Para ello, se pactó que la patronal de los clubes de fútbol (la Liga de Fútbol Profesional), se hiciera cargo de la deuda ¿vamos a llamarla pública?, que tenían estos con Hacienda, la Seguridad Social y el Banco Hipotecario (con este último por la remodelación de los estadios para el Mundial de 1982); deuda que la propia LFP iría pagando, tras hacerse con los ingresos que correspondían a los clubes por los contratos de televisión y el porcentaje que recibían de las quinielas, que se incrementó ligeramente con esta finalidad.

Pero con esta sola medida no se pagaban todas las deudas que tenían los clubes de fútbol: quedaba la deuda que podríamos denominar privada, la que tenían con el resto de sus deudores.

Por eso, se ideó una segunda medida cuyo objetivo esencial era recapitalizar los clubes obligando a todos a convertirse en sociedades anónimas deportivas, excepto a cuatro de ellos.

El resultado de este plan fue, que el mundo del fútbol profesional se saneó y se recapitalizó: las nuevas sociedades anónimas deportivas no solo nacieron sin deudas, sino que en ese momento recibieron de sus socios, a cambio de las acciones, nada menos que 15.262.874.000 de pesetas, que hoy serían 91.731.721 euros.

Por su parte, los cuatro clubes que no se convirtieron en SAD quedaron excluidos de este plan, pero solamente parcialmente: se les aplicó la medida del saneamiento, pero no la de recapitalización. No quedaron totalmente excluidos del plan de saneamiento porque también tenían deuda con los acreedores públicos y, por tanto, se vieron sometidos al plan de pago a través de la LFP previsto en el plan de saneamiento.

Pero no se capitalizaron porque teóricamente no lo necesitaban, ya que tenían un saldo neto positivo. Real Madrid, Barcelona, Athletic de Bilbao y Osasuna, quedaron al margen del tratamiento.

El Plan, lejos de solucionar lo que se proponía, con una buena dosis de voluntarismo y una figura jurídica calificada como buena, la de las SAD, tuvo que rendirse a la evidencia, los dirigentes del fútbol español no solo recortaron deudas sino que las acrecentaron, siendo sin duda el personal más insolidario para con el resto de los españoles.

En el 2003 Hacienda reclamaba casi 300 millones de € (50.000.000.000 de pesetas),al fútbol según Daniel Borrasteros en un reportaje del periódico El País, 325 futbolistas habían denunciado a sus clubes por otros 43 millones de € y 60 jugadores se quedaban en paro.

A 30 de Abril de 2008 el Gobierno informa a una pregunta de IU que la deuda con la Agencia tributaria asciende a 607 millones de € más la deuda con la seguridad social, deuda que no facilita el gobierno por ser “datos confidenciales de carácter reservado”.

La deuda de los clubes de la Primera y la Segunda división española de fútbol con la Agencia Estatal de Administración Tributaria, a fecha 31 de octubre de 2008, era de 627.266.721,38 euros, según ha informado el Gobierno en respuesta a una pregunta parlamentaria del Grupo Popular.

Asimismo, se indica que la deuda total con la Seguridad Social de los clubes de fútbol españoles de Primera y Segunda división ascendía a 4.912.121,35 euros, según los datos obtenidos del Fichero General de Recaudación de la Seguridad Social, a fecha uno de diciembre de 2008. Pásmense, en total el año pasado se debían unos 105.457.800.000 millones de las antiguas pesetas.

La deuda sigue creciendo y ningún gesto para recortarla sino todo lo contrario, ¿esperarán otro plan de financiación con dinero público?, ¿Es moralmente aceptable que instituciones de carácter local o regional sigan subvencionando a los defraudadores?. ¿No es indignante que un pequeño empresario por pasársele el plazo de cotizar se le imponga un 20% de recargo?.

Mientras el forofo no distinga, lo que es meramente deportivo, de lo que concierne a lo público y lo que se podría hacer con tal cantidad retraída al erario, recorrerá cientos de kilómetros en manifestación para que su equipo no descienda de categoría por moroso y geta. Con gente que solo aspira a armar el Belén o subirse al Campanario será difícil que cambie algo. Lo de los Gobiernos del PP y del PSOE en estos asuntos es para dar de comer aparte.