- La gimnasta Simone Biles abrió el debate sobre la presión a la que son sometidos los deportistas de élite tras retirarse de varias competiciones por ver resentida su salud mental
- El equipo femenino de Noruega de voleibol y las gimnastas alemanas han luchado contra la sexualización cambiando su vestuario tradicional por uno con el que sentirse más "cómodas"
- El saltador Tom Daley ha reivindicado la lucha del colectivo LGTBI y dos atletas comparten el oro rompiendo el estereotipo masculino de la competitividad
La neozelandesa Laurel Hubbard, primera atleta transgénero en unos JJOO.
EfeOcho medallas. Tres bronces, cuatro platas y un oro. Ese es el titular que, al menos de momento y al menos en España, han dejado los Juegos Olímpicos de Tokyo. Pero solo en términos meramente deportivos. Si miramos más allá, estas olimpiadas tan atípicas —se celebran un año después de los previsto y sin una sola persona en las gradas— también están dejando titulares que a priori nada tienen que ver con el deporte. La gimnasta Simone Biles abrió el debate de la salud mental; el saltadorTom Daley quiso reivindicarse como homosexual y, a la vez, romper los estereotipos masculinos; las jugadoras noruegas de voleibol y las gimnastas alemanas protestaron contra la sexualización de las deportistas... La lista es larga. Y las reivindicaciones, aunque no se dirijan únicamente a lo deportivo, apuntan directamente a un ámbito en el que la igualdad de género, el respeto al colectivo LGTBI o la desaparición de los estereotipos férreos continúa lejos. Más, si cabe, que en el resto de la sociedad.
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